Dios es nuestro Pastor: Su Palabra nos guía y nos rescata
El Salmo 119, el capítulo más largo de la Biblia, nos recuerda que la Palabra de Dios es nuestra guía, nuestro refugio y nuestra verdad absoluta. Nos muestra que buscar a Dios no es solo un acto religioso, sino una decisión diaria de encontrarnos con Él, incluso en los momentos más oscuros.
El salmista clama a Dios con todo su corazón, demostrando que no basta con llamarle “Señor”, sino que es necesario obedecerle y guardar Su testimonio. En lugar de quejarnos, debemos abrir la Biblia y buscar a Dios con un deseo genuino.
Dios puede hablarnos en cualquier momento, incluso en la madrugada, cuando todo está en calma. En los momentos más difíciles, cuando sentimos que no hay respuestas, Él sigue presente y Su Palabra es nuestro consuelo.
La misericordia de Dios es asombrosa. No nos da lo que merecemos, sino que nos rescata y nos sostiene con Su amor. Su Palabra es verdad, y si Él prometió resucitar y lo cumplió, podemos confiar en todas Sus promesas.
El salmo termina con una súplica: “Búscame porque estoy perdido”. El salmista reconoce su necesidad de Dios y clama a su Pastor. Aquel que está perdido sin saberlo, no puede pedir ayuda, pero quien conoce a Dios y se ha alejado, siempre recordará Su amor y llamará a Su nombre.
Jesús es el Buen Pastor que deja las 99 ovejas para buscar la que se ha perdido. Por más que endurezcas tu corazón, no puedes olvidar Su amor. Déjate pastorear por Él y disfruta de Su cuidado.