Los higos; Un corazón arrepentido.
En Jeremías 24, Dios muestra dos caminos al pueblo, como ya lo había dicho en Jeremías 21:8-9: camino de vida y camino de muerte. El pueblo debía decidir si creer el mensaje de Dios o seguir confiando en su propio entendimiento.
Jeremías, aunque imperfecto y con luchas internas, habla lo que Dios le revela. A través de la visión de las dos cestas de higos, Dios describe dos tipos de personas:
Los higos buenos: quienes se rinden, creen la palabra de Dios y permiten que Él transforme sus vidas aun en medio del juicio.
Los higos malos: quienes no creen, permanecen en rebeldía y confían más en sus propias ideas, lo cual les lleva a consecuencias dolorosas.
Ambos grupos habían pecado, pero la diferencia estuvo en su respuesta: unos se arrepintieron y se dejaron moldear por Dios; otros decidieron persistir en su camino.
El mensaje central es que Dios quiere enseñarnos a confiar en Él. Los higos buenos representan a quienes, aun habiendo fallado, permiten que Dios los madure, los transforme y muestre Su fidelidad en sus vidas.
