Melquisedec nos apunta a Jesús
Dios ha puesto en el corazón del hombre el anhelo de la eternidad y un anhelo de un salvador.
Desde el principio vemos cómo Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, representa una figura especial en la Biblia. Su nombre significa "Rey de Justicia", y su título, "Rey de Paz", nos enseña que la única manera de experimentar verdadera paz en nuestra vida es teniendo primero la justicia de Dios en nosotros, lo cual solo es posible a través de Jesús.
En la Escritura, encontramos el principio de que "el menor es bendecido por el mayor". Melquisedec bendijo a Abraham, señalando una autoridad superior. De la misma manera, Jesús vino como siervo, pero su sacerdocio es aún mayor que el de los levitas porque es según el orden de Melquisedec: eterno e inmutable.
La ley nunca pudo perfeccionar a nadie; su propósito era mostrar nuestra culpabilidad y necesidad de un Salvador. Pero en Jesús, el sacerdocio cambió por completo, pues no surge de la ley, sino de una vida indestructible.
Ahora, Jesús es nuestro sumo sacerdote y la invitación es clara: acércate a Dios. Ya no necesitamos un mediador terrenal, porque Jesús es nuestra entrada y nuestra salida, nuestro fiador que garantiza nuestra salvación.
En el Antiguo Testamento, los sacerdotes eran los encargados de interceder por el pueblo, pero ahora Jesús mismo intercede por nosotros como nuestro sumo sacerdote perfecto.
¿Por qué nos conviene que Jesús sea nuestro sumo sacerdote?
Porque Él es:
✅ Santo, sin mancha, puro e inocente.
✅ Nunca nos hará mal, siempre nos hará bien.
✅ Confiable, perfecto y apartado del mal.
✅ Sublime, más alto que cualquier otro sacerdote.
✅ El que dio su vida por ti y por mí.
Jesús es la garantía de nuestra salvación, la seguridad de que todas sus promesas son reales. No solo es nuestro sumo sacerdote, Él mismo es la ofrenda que nos reconcilia con Dios.
¿Qué es el nuevo pacto?
Es el pacto de perdón de pecados y reconciliación con Dios. En Cristo, recibimos un nuevo corazón y una vida completamente transformada. No tenemos que hacer absolutamente nada, solo creer en Él.
• Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, Su sacerdocio es indestructible y eterno.
• Jesús nos da acceso directo a Dios, sin mediadores terrenales.
• La ley y el nuevo pacto: La ley solo mostraba nuestra culpa, no podía salvarnos.
• Jesús Intercede por nosotros y Él mismo es la ofrenda por nuestros pecados.
• En Jesús encontramos Perdón, reconciliación y transformación.
• No debemos hacer nada, solo creer en Él.
• Jesús es la garantía de nuestra salvación, es la garantía de que sus promesas son reales.
• No solo solo es el sumo sacerdote sino Él mismo es la ofrenda.
• No tenemos que hacer absolutamente nada, solamente creer.